Friday, December 01, 2006

El mundo se mueve



Me da vértigo el punto muerto y la marcha atrás, vivir en los atascos, los frenos automáticos y el olor a gasoil. Me angustia el cruce de miradas, la doble dirección de las palabras, y el obsceno guiñar de los semáforos. Me da pena la vida, los cambios de sentido, las señales de stop y los pasos perdidos. Me agobian las medianas, las frases que están hechas, los que nunca saludan y los malos profetas. Me fatigan los dioses bajados del Olimpo a conquistar la Tierra y los necios de espíritu. Me entristecen quienes me venden clines en los pasos de cebra, los que enferman de cáncer y los que sólo son simples marionetas. Me aplasta la hermosura de los cuerpos perfectos, las sirenas que ululan en las noches de fiesta, los códigos de barras, el baile de etiquetas. Me arruinan las prisas y las faltas de estilo, el paso obligatorio, las tardes de domingo y hasta la línea recta. Me enervan los que no tienen dudas y aquellos que se aferran a sus ideales sobre los de cualquiera. Me cansa tanto tráfico y tanto sinsentido...

... parado frente al mar mientras que el mundo gira.

Necesito un cambio radical en mi vida.

Me he afeitado, he dejado de aislarme con la música, y por fin tengo una chupa de cuero.

Lo ideal sería ahora estudiar en serio.

Pero sigo necesitando un cambio radical en mi vida. De esos... que dan miedo.

Porque me estoy quedando solo. A veces no, claro. Tengo a quienes tengo. Y a riesgo de parecer un gótico (modern gothic con tirantes) dorsista, la soledad viene de algo que me falta. De un profundo hueco en mi vida... bueno, quizás no tan profundo. Pero ya sabes a que me refiero. Me falta algo. Tengo que dejar de estar parado frente al mar, mirando brillar a una estrella, porque me he olvidado de que el mundo está aquí, y sigue girando.

Vive mirando una estrella
siempre en estado de espera.
Bebe a la noche ginebra
para encontrarse con ella.

Sueña con su calavera
y viene un perro y se la lleva,
y aleja las pesadillas
dejando en un agujero
unas flores amarillas
pa' acordarse de su pelo.

Sueña que sueña con ella
y si en el infierno le espera...
quiero fundirme en tu fuego
como si fuese de cera.

Antes de hacer la maleta
y pasar la vida entre andenes,
deja entrar a los ratones
para tener quien le espere.

Sueña con su melena
y viene el viento y se la lleva,
y desde entonces su cabeza
sólo quiere alzar el vuelo,
y bebe rubia la cerveza
pa' acordarse de su pelo.

Sueña que sueña la estrella
siempre en estado de espera;
vuelve a coger la botella
y pasa las noches en vela,
...siempre en estado de espera.

2 comments:

L3nor3 said...

Yo también quiero un cambio... pero me da miedo dejar atrás las únicas cosas buenas que tengo ahora. Los cambios pueden ser a mejor o peor... pero siempre son cambios y siempre pierdes algo en el camino.
Pero es tan atractiva la idea de dejar de ser lo que eres... de ser... otra cosa... de cambiar.

Eme said...

Renovarse o morir. No es una ley de moda, es una ley de vida: de eso vive el amor, de eso vive el olvido, de eso vive el estudio... todo en nuestra vida se basa en eso: Renovarse o morir. Pero como todos los cambios, nos da miedo. Claro, es lógico. No veas los cambios como algo que tiene que vernite: como todo en la vida, a veces simplemente tienes que buscarlo. Quizás un día te montes en el autobús y una chica de ojos verdes te mire y tu vida cambie (aunque eso nunca le ha pasado a nadie... xDDD); otras tendrás que irte a Jaén, y entre observaciones de la superpoblación de rumanas, quizás vuelva a cambiar (también se admiten alemanas... xDD). En cualquier caso, ahí parado, tanto tú como yo, poco vamos a conseguir. Siempre tendremos que montarnos que irnos a Jaén, o, al menos, siempre tendremos que irnos en autobús. Se lo que es eso de que nada te llene. Créeme, ahora mismo yo me siento igual. Me miro y digo ¿a donde me conduce la vida? A veces el agua de monotonía de la vida es tan densa que no consigo ver más allá. Otras veces alguien ha quitado un poco de agua, y me doy cuenta de que la vida no me conducía a ningún sitio aquel día de finales de Enero que me monté en el autobús. Y dime ahora, ¿consigues recordar a la Marta de antes? No es una frase echa: realmente, las cosas vienen cuando menos las esperas. Pero mientras tanto, puedes optar por entretenerte buscándo, o aburrirte esperando. Yo te recomiendo buscar: normalmente encontramos cuando buscamos, aunque el 90% de las veces no sea lo que estuviéramos buscando.