Sunday, October 16, 2011

A golpe de piel


J.D dijo en la serie Scrubs "el momento en el que te acuestas es en el que puedes olvidarte de todos tus problemas y del mundo y poder dormir". Lamento decir que me pasa más bien al contrario, ya que es ese el momento donde todos mis problemas se me juntan en la cabeza. Es el momento en que todo lo que he arrastrado a lo largo del día se suelta de golpe.

¿Cuándo es el momento de olvidarte del mundo y de los problemas de tu día a día? Bueno, aunque lo justo es decir en mi caso con mis amigos, necesito concretar un punto antes de eso: Londres.
Un poco extraño quizás, ya que solo estuve unos pocos días visitando a Marta durante su erasmus. Entonces, ¿por qué Londres? Por lo mismo que tantas cosas en mi vida: por la sensación que me llena el cuerpo cuando lo recuerdo. No es nada concreto; no es un día en especial ni una salida en especial. Es el olor y los colores que recuerdo. La música que sonaba en mi cabeza. El humo del tabaco.
Cada vez que escucho Wild World, concretamente la versión de Skins, o sencillamente la música de intro de la primera temporada, pienso en Londres, en el cielo gris y en un mundo que no te persigue. Un sentimiento de desconectar donde puedes permitirte mirarte a ti mismo a través de los ojos de las calles y sus gentes. Donde no necesitas pensar en ti mismo.

Los amigos sirven para muchas cosas, para lo bueno y para lo malo. Pero tienen una función muy importante que rara vez se aprecia como es debido: Abren puertas. Contemplas el mundo desde fuera, como si te diesen permiso para descansar de ti mismo y poder observar la vida desde el asiento de tu casa tranquilo mientras todo se va desarrollando con naturalidad, con momentos agradables y desagradables, aburridos y divertidos.
Y cuando te has liberado de todos esos sentimientos de meditación interna y reflexión eres libre de dejar a tu mente vagar por las nuevas visiones que tus amigos te ofrecen a través de una charla sin importancia acompañada de una cerveza y un cigarro. Te ríes y desconectas. Discutes y debates. Fluye el tiempo y dejas que la vida tome un descanso mientras recargas energía porque no tienes que gastar tu tiempo en preocuparte en nada más salvo en terminarte esa cerveza.

Y así poco a poco la vida va componiendo sus canciones a través de esos pequeños momentos de paz. Donde no hay necesidad de nada salvo de aceptar quién eres en el momento que comprendes con quién estás.