Estoy harto de que se me considere una puta marioneta. Mi opinión no vale, solo soy un voto a favor o en contra según los intereses de los que se creen que tienen criterio, amenazando con joder lo que nunca tuvieron, como si dependiésemos de esas personas. Arrastrados en su propio barro de sonrisas incrédulas camufladas en enfados baratos. Pretensiones de personalidad. Intentos de criterio. Infidelidad que finge ser fidelidad a valores inexistentes. Sentimientos infundados en pensamientos que rondan los más recógnitos rincones de la gilipollez, arraigados en los pilares del orgullo gratuito.
Me entran ganas de decir: a la mierda.
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