Aquello a lo que estamos sujetos, dejándonos llevar por nuestras ataduras. ¿Ves el Sol? Está amaneciendo. Déjate llenar. Es hora de llorar. Rie, siente, grita, corre por valles que crecen en ti. Vuela, salta, vive, coge momentos que fueron hechos para ti. Mi propia voz, mi propia imagen. Todo encaja para este viaje. Quiero saber lo que es ser libre. Sin carteles de dirección. Solo alas y sueños. Que te permitan ver más allá de donde puedes andar.
¿Conoces el sonido de un loro cantar? ¿Alguna vez viste al tigre nadar? ¿Al elefante bailar?
Y tu madre diciendo que ya es de noche, y es hora de entrar. Salgamos con la Luna, que tiene tanto que mostrar.
Y sé que mi pecado es un pecado inborrable. Y mi historia es historia sin versos. Pero es mi pecado y mi historia. Y da igual cuantas nubes haya. El Sol siempre estará ahí. Y cuando no esté, estará la Luna, y saldré con ella. Me mostrará sus mundos, y el Sol protegerá mi mente. Reventar el suelo a pisadas, y el cielo a miradas. Rayos que surcan deseos, deborados por un ogro de papel, son ahora codiciados por muestras de estupidez.
Aluminio y plata, oro y Abril. Canciones de los duendes, y hadas añil. Mi promesa, mi deseo. Mi cabeza, anhelo.
Cielos negros, plateados, tiñe en rojo al soldado. Mira al cielo, cuenta estrellas, todas muertas, todas brillan.
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