Monday, December 16, 2013
Lino es tonto
Hoy me ha dado por revisar mi trabajo sobre Across the Universe y la versión alternativa que diseñé con la música de los Smashing Pumpkins, el cual considero uno de mis mayores logros. Eso no dice mucho a mi favor, ya que lo mencionamos.
Y me ha dado por tocar Disarm. Y cantarla. La primera canción que aprendí a la guitarra.
Y poco después me ha llamado mi vecino de 13 años al que le he dado algunas clases de guitarra ya que parecía muy entusiasmado con aprender. Incluso después de dejarle de dar clases seguía viniendo de vez en cuando para preguntarme dudas, y siempre que me lo cruzaba tenía algo de guitarra que contarme.
Y ha venido a casa a enseñarme la nueva guitarra española que le han regalado (con regalado quiero decir que la iban a tirar a la basura y él ha dicho que para eso se la dan a él).
Entonces hemos empezado a hablar y me ha contado que practica con la guitarra una hora. Todos los días. Algo que jamás hice. Nunca tuve tanta perseverancia. Me comentó que su hermano sin embargo tenía abandonada la guitarra. En sus propias palabras, "la coge cada mil años para tocar la misma canción de siempre que ya se sabe y no avanza". Fue muy doloroso darme cuenta que podría estar hablando perfectamente de mí.
Cogió mi guitarra un momento y dijo "hace tiempo que no la tocas, ¿verdad? Tiene una araña en el mástil".
Luego hablamos de canciones, de discos y de como su hermano le parecían las canciones del American Idiot una mierda y sin embargo a él le daba igual lo que dijese.
- Si mi hermano por ejemplo dejase de tocar la guitarra, a mí me daría igual. Yo seguiría tocando la guitarra.
- Eso está muy bien, te tiene que dar igual.
- Claro. Incluso si tú dejases de tocar la guitarra me daría igual. Tampoco dejaría de tocar por ello. Pero tú... no vas a dejar de tocar la guitarra... ¿verdad?
- Emh... ¿qué entenderías tú porque yo dejara de tocar la guitarra? ¿Que dejase de ensayar todos los días?
- Que no ensayases, que la tuvieses abandonada en una esquina, que la tocases una vez cada mil años para tocar la misma canción de siempre y no avanzar. Porque si hicieses eso, sería como haber tirado tu juventud. Todos esos años tocando, aprendiendo, dándole importancia. Todo el dinero gastado. Estudiando música... En fin, si abandonases después de todo por lo que has pasado, pensaría "Lino es tonto".
Tuesday, October 22, 2013
Lothlorien
Hace pocos días expresé lo deprimente que se estaba volviendo para mí escuchar música.
¿Por qué lo hice? Porque escuchaba artistas que hacían buenas canciones y me carcomía la envidia, la decepción, la frustración, la impotencia de un presente y un futuro donde no habrá escenarios ni composiciones sino oficinas o clases.
Esta noche me he dado cuenta de lo estúpido que fue por mi parte. Bueno, quizás estúpido no sea la palabra. ¿Egoísta? Tampoco sé si es la apropiada, pero es la que se me viene a la cabeza.
Egoísta por pensar que la música es la culpable de que yo esté fracasando en mis sueños. O en mis tonterías de adolescente, depende del día las llamo de una forma o de otra.
Hoy he chocado con imágenes de Alan Lee. Y entonces he recordado con un cariño muy cálido esos tiempos, cuando todavía estaba en primaria, y me empapaba con todo lo relacionado con Tolkien.
En aquellos tiempos no existían las películas del Señor de los Anillos, así que todo lo que sabías de él estaba en libros. Y en dibujos.
¿Por qué lo hice? Porque escuchaba artistas que hacían buenas canciones y me carcomía la envidia, la decepción, la frustración, la impotencia de un presente y un futuro donde no habrá escenarios ni composiciones sino oficinas o clases.
Esta noche me he dado cuenta de lo estúpido que fue por mi parte. Bueno, quizás estúpido no sea la palabra. ¿Egoísta? Tampoco sé si es la apropiada, pero es la que se me viene a la cabeza.
Egoísta por pensar que la música es la culpable de que yo esté fracasando en mis sueños. O en mis tonterías de adolescente, depende del día las llamo de una forma o de otra.
Hoy he chocado con imágenes de Alan Lee. Y entonces he recordado con un cariño muy cálido esos tiempos, cuando todavía estaba en primaria, y me empapaba con todo lo relacionado con Tolkien.
En aquellos tiempos no existían las películas del Señor de los Anillos, así que todo lo que sabías de él estaba en libros. Y en dibujos.
Dibujos que no representaban escenas. Dibujos de un color que a los ojos de un niño representaban la misma imaginación.
Y una especie de extraña paz.
Dibujos que te permitían sentir y oler el viento. Donde los campos no eran campos, sino fantasía que podías tocar.
Donde los orcos no eran ni máscaras ni sinónimos de persona fea en internet. Donde los orcos eran monstruos. No monstruos de cuentos de hadas. No monstruos de terror. Eran monstruos de fantasía.
Lugares que expresaban una idea.
Momentos que lo decidían todo en tu cabeza.
Dibujos que te hacían comprender que los elfos no son pelucas rubias y orejas puntiagudas. Los elfos eran seres que aunque tenían forma humana no se parecían a nada que perteneciese al mundo de los humanos. Que poseían una belleza tal que no se podía describir con rasgos, sino con sensaciones.
Porque Tolkien no describía lo que veías. Describía lo que sentías. Y entonces veías el dibujo y no te ayudaba a visualizar lo que imaginabas, sino a comprender lo que sentías.
Y todas estas imágenes que me han transportado a mi infancia tenían una música de fondo. Porque en estos tiempos la música del Señor de los Anillos no eran orquestas épicas.
El Señor de los Anillos era Enya. Era la voz de mujeres celtas.
Y al recordar todo eso pienso
¿Cómo puede la música ser una actividad deprimente? ¿Porque unas canciones me recuerdan que no soy un gran músico?
La música es más. Mucho, muchísimo más que eso. Y estoy encantado de haber vuelto a recordarlo.
Friday, October 18, 2013
Saturday, August 24, 2013
Buf
Noto cierto distanciamiento con la música. Creo que es una falta de pasión e ilusión. Parece que estoy perdiendo la batalla.
Noto que me estoy volviendo más cínico. Más egoísta. Más adulto.
Y la única palabra que se me ocurre para expresarlo es "triste". Me parece muy triste que esté ocurriendo. ¿Qué fue de ese sueño de tocar conciertos ante multitudes? ¿Qué fue de esa ilusión de crear melodías en el piano? ¿Qué ha pasado con ese análisis de canciones, esa forma de desmembrar armonía, ritmo, instrumento a instrumento? ¿Esas horas con la guitarra intentando aprender un solo están tirándose a la basura día a día?
Si eso desaparece, ¿qué me queda? ¿Hay alguien que quiera venderme que no es más que un sacrificio necesario para volver a la aventura de descubrirme a mí mismo?
Que se joda esa aventura. Me gustaba eso. Me gustaba amar la música. ¿Por qué me estoy volviendo tan profundamente estúpido que incluso estoy empezando a no gustarme ni quien era ni quien soy?
Es triste. Y me da miedo.
Aunque de vez en cuando sonrío al ver que aún quedan canciones.
Monday, July 15, 2013
Lo Magnífico
Este vídeo me ha emocionado. A unos niveles que yo no recordaba. Sólo se me ocurre una forma de describirlo: obra de arte. Quizás mañana cambie de opinión. Pero ahora es indiscutible. Absolutamente.
Sunday, May 26, 2013
Mi gata entra en nuestro cuarto para dos cosas: para dormir y para acercarse a mi hermano. De mí pasa tres carajos, salvo cuando le doy de comer.
Y ahora ha venido mi hermana con mi sobrino de dos meses el cual está entrando en su etapa de reírse con todo. Lo coge mi hermano y le mira y se ríe con las caras que le pone y las frases que le dice. Lo cojo yo y mira hacia otro lado, intento que me mire pero me esquiva, no se ríe y cuando por fin logro llamar su atención empieza a llorar. Lo vuelve a coger mi hermano o se acerca mi madre y es todo risas y felicidad.
Dado que es demasiado joven como para asumir que le caigo mal, me quedo con la opción de que no causo buena impresión en las criaturas que son más pequeñas que yo.
En cualquier caso, es un golpe duro.
Y ahora ha venido mi hermana con mi sobrino de dos meses el cual está entrando en su etapa de reírse con todo. Lo coge mi hermano y le mira y se ríe con las caras que le pone y las frases que le dice. Lo cojo yo y mira hacia otro lado, intento que me mire pero me esquiva, no se ríe y cuando por fin logro llamar su atención empieza a llorar. Lo vuelve a coger mi hermano o se acerca mi madre y es todo risas y felicidad.
Dado que es demasiado joven como para asumir que le caigo mal, me quedo con la opción de que no causo buena impresión en las criaturas que son más pequeñas que yo.
En cualquier caso, es un golpe duro.
Thursday, May 23, 2013
Tortazo y palante.
Tengo que empezar a poner orden en mi vida. Todo es muy bonito mientras imagino un futuro guay y veo películas en las que pienso "ey podría acabar así, eso mola" pero el futuro se viene encima, se convierte en el ahora y las películas son ficción. Y aunque no me van a dar un premio por llegar tarde a una conclusión tan obvia, debería tomármela en serio de todas formas.
Óscar me dijo que tiene ese estudio de grabación, que me pasase. ¿Por qué no? Se me quedaron clavadas sus palabras: dejó la carrera porque no quería hacer otra cosa que no fuese la que ya estaba haciendo. Música. Ole sus cojones. Estoy atascado y hay que empezar a moverse.
Óscar me dijo que tiene ese estudio de grabación, que me pasase. ¿Por qué no? Se me quedaron clavadas sus palabras: dejó la carrera porque no quería hacer otra cosa que no fuese la que ya estaba haciendo. Música. Ole sus cojones. Estoy atascado y hay que empezar a moverse.
Thursday, May 09, 2013
¿Dónde estoy?
Más o menos en tu cabeza. Podría definirse así.
¿Y tú eres...?
Ya sabes quien soy. Has hablado conmigo varias veces. Evitemos los nombres.
¿Y por qué estoy aquí?
Tu pequeña crisis de fe.
¿Pequeña crisis de fe?
Haces muchas preguntas, ¿no te lo habían dicho? Verás, estás en un momento que está pasando muy desapercibido en bastantes aspectos, pero la verdad que es que, desde cierto punto de vista, puede considerarse crítico.
¿Eres Dios?
Bueno, puedo ser Dios, puedo ser tú mismo, tu conciencia, o un escarabajo pelotero reflexionando sobre ti. En realidad puedo serlo todo y nada al mismo tiempo. Así que escoge el concepto con el que estés más cómodo y sigamos hablando.
Vale, me parece bien. Digamos que eres Dios.
Pues adelante. ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan preocupado?
Bueno, tú mismo lo has dicho. Crisis de fe.
Irónico si tenemos en cuenta que has elegido identificarme como Dios.
Bueno, quizás sea precisamente por eso. Quizás te necesito ahora mismo más que nunca.
No te creas. Si me necesitas o no, eso no depende del momento. Es una constancia. Pero si te sirve de consuelo, sea Dios o sea solo una reflexión interna que estás teniendo ahora mismo, tampoco hay tanta diferencia. No me voy a ninguna parte. Y por si no te has dado cuenta, te estás yendo por las ramas.
Pero si eres tú el que me suelta los rollos.
A ver, seamos claros aquí. A mí no puedes engañarme. Tienes miedo.
Bueno, no sé si miedo es la palabra.
Tienes miedo. Tienes miedo a estar equivocado. Tienes miedo a descubrir que ya no necesitas a Dios. Tienes miedo a darte cuenta que has estado creyendo en un ser imaginario inventado por personas no más poderosas que tú o cualquier otra persona por el motivo que sea. Tienes miedo a que una parte de ti se vaya. Es más, tienes miedo a no haber podido tragarte tus propias palabras.
Vale, en eso me has pillado. Diría que tienes razón. ¿Pero sabes qué? Ahora voy a hablar yo. Sí, tengo miedo. Estoy asustado. ¿Y si resulta que he estado hablando a un amigo imaginario todo este tiempo? ¿Qué va a pasar después? Todas esas veces que afirmaba que mi fe no era una cuestión de educación, sino de sentimiento. Porque lo llevaba dentro, sentía que tenía sentido. Como estar enamorado; sin sentido pero con sentido. Y si resulta que no... No sé qué va a ser de mí. No por miedo a que no haya Cielo y después de morir no venga nada. Tampoco por la idea de admitir que estaba equivocado o la idea de que solo seamos polvo. Es más bien la idea de que algo que ha estado tan dentro de mí tanto tiempo resulte que era... nada.
Escúchame. Escúchame atentamente porque creo que esto puede ser importante para ti. Nunca es nada. ¿Crees que va a cambiar algo que exista o no Dios?
Sí, cuando lo preguntas me da la sensación de que sí.
Piensa más profundamente. ¿Lamentas alguna relación del pasado? ¿Incluso las que salieron mal?
No, realmente no.
¿Lamentas las personas que conociste pero ahora han desaparecido de tu vida?
No.
Mira, la fe es precisamente eso. La sensación interna de creer que existe algo. Sin explicación y lógica, simplemente lo crees. No es algo que puedas forzar. Como no se pueden forzar relaciones. En realidad, exista o no Dios tiene menos importancia de la que crees. Piensa en quién has sido. Cómo has crecido. Qué cosas has sentido. En tu corazón había un hueco para la fe. A veces más grande, a veces más pequeño. Pero te diré una cosa. La existencia o la inexistencia de Dios no va a cambiar por ti. La diferencia se marca dentro de ti. Recuerda aquellas palabras. Te han enseñado que debes amar. Que debes perdonar. Amar a las personas, a la vida, perdonar a los demás, perdonarte a ti mismo. La fe puede ser fuerte, puede ser débil, o puede desaparecer. Pero no queda vacío. No queda un hueco de nada en el lugar donde antes estaba. Queda todo lo que fuiste. En todo tu ser. Si pierdes la fe, no se pierde ninguna parte de ti. Eres lo que eres por miles de razones, millones. Una de ellas ha sido la fe que has tenido durante toda tu vida. ¿Dejarás de amar? ¿Dejarás de ser imperfecto, de enfadarte y de llorar, de salir a despejarte con tus amigos o de reírte con tus hermanos?
Abrevia.
Puedes llamarme Dios, o puedes llamarme conciencia o puedes llamarme soliloquio. Pero tanto si soy una cosa u otra te conozco muy bien. Sé lo que piensas. Aunque tú mismo tengas tus dudas. Pero recuerda. Si vas a ver a Dios, no lo veas como alguien en quien creer o no. Míralo como aquello que para ti tiene sentido. Como aquello en lo que está en todas partes. En todos los lugares y en todas las personas. Y si no existe recuerda que sí existen esos lugares, y existen esas personas. Eso no va a cambiar. Como no debes cambiar tú. O sí, pero para bien. Siempre para bien. No es cuestión de religión. No es cuestión de fe. Es más bien un todo. Quizás haya vida detrás de la muerte, quizás no. Quizás exista Dios, quizás no. ¿Pero sabes lo que existe? Esta vida. Si Dios existe, está en ella. Si Dios no existe, la vida sigue ahí como ha seguido hasta ahora. Tú puedes hacerlo. Porque no se pierde nada en ti. Sigues siendo tú.
Entonces... No lo tengo claro. ¿Ha desaparecido mi crisis de fe? ¿Creo o no?
La pregunta que realmente estás deseando hacerte es: ¿Importa o no?
Ya sé lo que debo hacer.
Vive. Ama. Muere. Y todo lo demás vendrá.
Más o menos en tu cabeza. Podría definirse así.
¿Y tú eres...?
Ya sabes quien soy. Has hablado conmigo varias veces. Evitemos los nombres.
¿Y por qué estoy aquí?
Tu pequeña crisis de fe.
¿Pequeña crisis de fe?
Haces muchas preguntas, ¿no te lo habían dicho? Verás, estás en un momento que está pasando muy desapercibido en bastantes aspectos, pero la verdad que es que, desde cierto punto de vista, puede considerarse crítico.
¿Eres Dios?
Bueno, puedo ser Dios, puedo ser tú mismo, tu conciencia, o un escarabajo pelotero reflexionando sobre ti. En realidad puedo serlo todo y nada al mismo tiempo. Así que escoge el concepto con el que estés más cómodo y sigamos hablando.
Vale, me parece bien. Digamos que eres Dios.
Pues adelante. ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan preocupado?
Bueno, tú mismo lo has dicho. Crisis de fe.
Irónico si tenemos en cuenta que has elegido identificarme como Dios.
Bueno, quizás sea precisamente por eso. Quizás te necesito ahora mismo más que nunca.
No te creas. Si me necesitas o no, eso no depende del momento. Es una constancia. Pero si te sirve de consuelo, sea Dios o sea solo una reflexión interna que estás teniendo ahora mismo, tampoco hay tanta diferencia. No me voy a ninguna parte. Y por si no te has dado cuenta, te estás yendo por las ramas.
Pero si eres tú el que me suelta los rollos.
A ver, seamos claros aquí. A mí no puedes engañarme. Tienes miedo.
Bueno, no sé si miedo es la palabra.
Tienes miedo. Tienes miedo a estar equivocado. Tienes miedo a descubrir que ya no necesitas a Dios. Tienes miedo a darte cuenta que has estado creyendo en un ser imaginario inventado por personas no más poderosas que tú o cualquier otra persona por el motivo que sea. Tienes miedo a que una parte de ti se vaya. Es más, tienes miedo a no haber podido tragarte tus propias palabras.
Vale, en eso me has pillado. Diría que tienes razón. ¿Pero sabes qué? Ahora voy a hablar yo. Sí, tengo miedo. Estoy asustado. ¿Y si resulta que he estado hablando a un amigo imaginario todo este tiempo? ¿Qué va a pasar después? Todas esas veces que afirmaba que mi fe no era una cuestión de educación, sino de sentimiento. Porque lo llevaba dentro, sentía que tenía sentido. Como estar enamorado; sin sentido pero con sentido. Y si resulta que no... No sé qué va a ser de mí. No por miedo a que no haya Cielo y después de morir no venga nada. Tampoco por la idea de admitir que estaba equivocado o la idea de que solo seamos polvo. Es más bien la idea de que algo que ha estado tan dentro de mí tanto tiempo resulte que era... nada.
Escúchame. Escúchame atentamente porque creo que esto puede ser importante para ti. Nunca es nada. ¿Crees que va a cambiar algo que exista o no Dios?
Sí, cuando lo preguntas me da la sensación de que sí.
Piensa más profundamente. ¿Lamentas alguna relación del pasado? ¿Incluso las que salieron mal?
No, realmente no.
¿Lamentas las personas que conociste pero ahora han desaparecido de tu vida?
No.
Mira, la fe es precisamente eso. La sensación interna de creer que existe algo. Sin explicación y lógica, simplemente lo crees. No es algo que puedas forzar. Como no se pueden forzar relaciones. En realidad, exista o no Dios tiene menos importancia de la que crees. Piensa en quién has sido. Cómo has crecido. Qué cosas has sentido. En tu corazón había un hueco para la fe. A veces más grande, a veces más pequeño. Pero te diré una cosa. La existencia o la inexistencia de Dios no va a cambiar por ti. La diferencia se marca dentro de ti. Recuerda aquellas palabras. Te han enseñado que debes amar. Que debes perdonar. Amar a las personas, a la vida, perdonar a los demás, perdonarte a ti mismo. La fe puede ser fuerte, puede ser débil, o puede desaparecer. Pero no queda vacío. No queda un hueco de nada en el lugar donde antes estaba. Queda todo lo que fuiste. En todo tu ser. Si pierdes la fe, no se pierde ninguna parte de ti. Eres lo que eres por miles de razones, millones. Una de ellas ha sido la fe que has tenido durante toda tu vida. ¿Dejarás de amar? ¿Dejarás de ser imperfecto, de enfadarte y de llorar, de salir a despejarte con tus amigos o de reírte con tus hermanos?
Abrevia.
Puedes llamarme Dios, o puedes llamarme conciencia o puedes llamarme soliloquio. Pero tanto si soy una cosa u otra te conozco muy bien. Sé lo que piensas. Aunque tú mismo tengas tus dudas. Pero recuerda. Si vas a ver a Dios, no lo veas como alguien en quien creer o no. Míralo como aquello que para ti tiene sentido. Como aquello en lo que está en todas partes. En todos los lugares y en todas las personas. Y si no existe recuerda que sí existen esos lugares, y existen esas personas. Eso no va a cambiar. Como no debes cambiar tú. O sí, pero para bien. Siempre para bien. No es cuestión de religión. No es cuestión de fe. Es más bien un todo. Quizás haya vida detrás de la muerte, quizás no. Quizás exista Dios, quizás no. ¿Pero sabes lo que existe? Esta vida. Si Dios existe, está en ella. Si Dios no existe, la vida sigue ahí como ha seguido hasta ahora. Tú puedes hacerlo. Porque no se pierde nada en ti. Sigues siendo tú.
Entonces... No lo tengo claro. ¿Ha desaparecido mi crisis de fe? ¿Creo o no?
La pregunta que realmente estás deseando hacerte es: ¿Importa o no?
Ya sé lo que debo hacer.
Vive. Ama. Muere. Y todo lo demás vendrá.
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