Hace poco me paré a reflexionar sobre un tema. Si me pongo a hacer memoria, si repaso mis 20 años de vida, encontraré grandes momentos, en lo bueno y en lo malo. Sin embargo, olvido con demasiada frecuencia que los mejores momentos de mi vida, los más increíbles, los más indescriptibles... han sido teniendo delante un libro.
No soy como mis hermanos mayores, o como mis padres, que son bebedores insaciables de novelas e historias. Y la verdad, es algo que ahora mismo lamento. Porque, ¿cuántas veces hemos escuchado expresiones como
"la magia de leer"? ¿Somos conscientes de hasta qué punto es cierta esa definición?
¿Nos damos realmente cuenta de que si hubiese que llamar magia a algo, sería esa capacidad que tienen las letras impresas de transportarnos? De llevarnos a otros mundos, de sentir cosas que en esta vida solo se reservan a la imaginación. Y no, no me contradigo. Porque cuando lees, no es tu imaginación. Es real. Así es como lo sientes al menos.
Yo he acompañado a Atreyu a través de los parajes de Fantasia, ayudé a Bilbo a resolver los acertijos con Gollum, he estudiado magia en Hogwarts, he sido consciente de lo peligrosas que pueden ser las ovejas en el país XXX, conocido dioses menores y entrado en las malditas pirámides de Dios. He presenciado con mis propios ojos como un retrato se iba deformando y envejeciendo. He atravesado los magníficos e impresionantes parajes de la Tierra Media, y conocido a sus gentes.
¿Cómo iba a saber con 16 años que viajaría a Japón a comerciar con seda y conocería hermosas mujeres? ¿Me hubiera esperado jamás que una gárgola de piedra se vengaría de mí en el tejado de mi casa? Por no decir cuan divertido fue conocer en persona a Quevedo, el cual era un gran amigo mio...
Podría seguir, pero paso. Creo que el mensaje es claro. Es irónico que me falte voluntad para hacer una de las cosas que más placer me ha proporcionado a lo largo de toda mi vida.
Y de verdad que lo siento por aquellas personas que no han leido un libro en su vida. No porque sean más desgraciadas o infelices. Sino sencillamente, porque se pierden una de las magias que existen en este escéptico mundo.