Son las 4 de la madrugada. A veces la noche te ofrece un momento de frescura en el que nisiquieras te planteas que hay más allá de tu casa. Todo lo que necesitas está en tus recuerdos de lo que pasó ayer, y de lo que crees saber que habrá mañana.
Crees que ver Amelie te va a ayudar, y tienes razón solo en parte. Descubres la felicidad sin siquiera haberla saboreado. Te dejas llevar por las cosas que son bonitas y que están acompañadas por la música adecuada.
Te alegras de que alguien, aunque sea un personaje de ficción, haya sido capaz de superar los obstáculos y las dificultades y haya conseguido el amor.
Lo odias a la vez, por supuesto.
Odias a esa estúpida dama que se dedica a hacer al pobre soñar que es noble de riquezas infinitas, y que hace al iluso ilusionarse. Esa estúpida dama que hace al estúpido Romeo soñar con el amor.
Esa estúpida dama de los sueños, que nos hace soñar.
Estoy tan enamorado de esa estúpida dama de los sueños, que hizo a Romeo soñar con el amor, que odio todo aquello que me hace soñar.
El estúpido Lino, a las 4'05 de la mañana, se despide después de haber jugado a rol toda la tarde, llegado a su casa pasada la medianoche, visto el último capítulo de Friends y haber visto Amelie.
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1 comment:
Ver el último capítulo de Friends es lacrimógeno... Al menos a mí me ocurre. De alguna manera ves como la agradable monotonía de verlos cada tarde se rompe, sabiendo que no van a volver más.
Amélie es también mi película de cuando me siento vacía, y sé que de algún modo tengo que motivarme a ser feliz con las poquitas cosas que nos da la vida.
Un besin Lino! No te embajones mucho... Todo pasa.
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