Sunday, August 26, 2007

Tristeza, amor y libertad


amistad, compañerismo, amor



Quisiera que mi voz fuera tan fuerte

que a veces retumbara en las montañas

y escucharan las mentes social-adormecidas

las palabras de amor de mi garganta

*

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Hoy he tenido varios sueños. No sé por qué ha sido, si porque hacía dias que no dormía tanto, porque ayer fue un buen dia, o porque llovió y los iones negativos que ello provoca resonaron con mis iones positivos provocándome bienestar.
Solo sé que en los sueños que he tenido hoy han descargado cosas que tenía en mi alma que llevaban tiempo necesitando salir.

Me voy a lo que mejor recuerdo y más me llama la atención:

He soñado cientos de veces que intentaba volar. El escenario siempre es el mismo, la azotea de mi casa. Siempre saco alas a mi espalda y me lanzo a volar. Lo he soñado mil veces, y en cada sueño el resultado es el mismo. A veces vuelo un poco, a veces me cuesta horrores mantenerme a unos palmos del suelo, a veces nisiquiera soy capaz de saltar porque se me pegan los pies al suelo. Hoy, sin embargo, estaba junto a quien creo recordar era mi hermana Tere o Celia (aunque posiblemente sea indiferente) diciendo "No lo vas a conseguir, nunca lo has conseguido y esta vez tampoco. Siempre te equivocas en la manera de hacerlo" y yo le respondía "Te equivocas, solo tengo que desear lo que voy a ser, un ángel, y podré volar", me quitaba la camiseta, saquaba las alas y me subía a la barandilla de mi azotea que apunta al oeste (siempre vuelo apunto en la misma dirección, en cada sueño de este tipo) y gritaba en inglés "I will become an angel" (sí, en inglés) y me lanzaba. El resultado fue inmediato. Me estampé contra el suelo en un instante y decía "ahí va..."

Otro sueño tenía que ver con el último dia del Hermanos Machado (no sé si del edificio en sí o de mi curso). Solo sé que me encontraba en las tullas (una valla de hiedra) por fuera en la calle (la calle oeste, curiosamente), que en realidad era un muro, y había un típico comité de esos en los que está hasta el alcalde. Y parece que había un muro en esas tullas (es decir, que en vez de tullas, había un muro de hormigón), y querían derribarlo o algo así. Durante el sueño, esta escena se repitió durante varias tomas, como si se estuviese rodando una película. Cada una tenía un final distinto. Finalmente, en una de esas, el muro caía y veía mi casa, que no era sino el instituto (el edificio era distinto claramente, más grande, distinta estructura, pero yo lo reconocía), y mi piscina era una piscina pública de esas de urbanización, con su valla y sus sombrillas, y otra parte parecía una especie de zona de calle o parque o algo así... y cunando entré antes que nadie, lo vi todo con los ojos como platos. Vi y grité "Es mi hogar" y la gente detrás mia decía "Es tu hogar" y yo decía "Aquí he vivido. Aquí he vivido tantas cosas". Y cuando dije eso, de repente pude volar. Me alzé del suelo con repentina fuerza y volé envuelto en la más pura e indescriptible sensación de absoluta plenitud. Mi alma estaba ensanchada más allá de los límites de la alegría y de la libertad. Mi sonrisa no podía ser más grande, y me surgían lágrimas de felicidad. Volaba tan rápido que podía recorrer cualquier distancia, y a la vez volaba lo suficientemente lento como para poder apreciar el más mínimo detalle. En cierto momento, me quise quitar el traje de chaqueta y corbata que llevaba puesto (que era, dicho sea de paso, un traje a cuadros en plan escocés-irlandés), y entonces volvió a sonar en mi cabeza la voz de mi hermana diciendo "No te lo quites. Quieres quitarte la camiseta para sacar tus alas, pero ¿no te das cuenta de que llevar esa ropa es precisamente lo que te hace libre?" y me di cuenta de que sí, de que ir vestido con ese traje de chaqueta y corbata (tan hortera, a no ser que fuese el dia de San Patricio) era lo que me hacía libre. Y volvé. Volé como nunca. Yo era libertad. Yo era alegría. Más allá del sentimiento más puro. Más allá de cualquier concepto inmortal. Yo era una minúscula molécula compacta del más puro todo reducido en libertad y alegría.


Había más sueños, como en uno en que adoptaba una rata que encontraba muerta de frio en la calle y la educaba. Pero uno recuerdo mejor aun, y es muy corto:

No recuerdo bien el concepto. Una habitación gris, muy a lo "Alice" (un videojuego gótico), y yo estaba de rodillas llorando sobre el hombro de mi madre. Mi madre me abrazaba muy dulcemente mientras yo lloraba desconsoladamente en su hombro. Lloraba como nunca, y toda la tristeza de mi interior salía. Lloraba con total amargura, dejando salir cada mal momento, cada mal recuerdo, cada desilusión, cada mal trago, cada susto, cada disgusto, cada muerte, cada pérdida, así como todo mi odio y toda mi rabia en todas y cada una de las lágrimas. Fue muy duro. Fue muy triste. Fue muy muy doloroso. Pero me limpié. En mi interior no quedó nada malo. Se fue todo con las lágrimas.
A cada lágrima, lo único que deseaba con ardor era decirle a mi madre que la quería, porque la quería, y a la vez porque estaba aguantando mis lágrimas. Estaba ofreciéndome su hombro sin pedirme nada a cambio y estaba ahí, a mi lado, para evitar que cayera presa de la tristeza. Con absoluta incondicionalidad. Por el simple hecho de quererme. Quizás por eso no pude decirle que la quería a pesar de que lo deseara. Porque era tan obvio, era tan presente el hecho de que la quería, que era imposible usar palabras para poder decirlo. Es como si quieres decir "Estoy respirando" cada vez que haces una respiración... al final no tendrías aliento para respirar. Pues era exactamente eso. No puedes ir diciendo que respiras, o que vives, porque es un hecho tan sólido como el pensar, y está tan arraigado que no tienes palabras para describir esa constante realidad. Y de esa forma, a pesar de que mi corazón explotaba por decírselo, no pude. No había palabras para esa realidad tan grande. Se me quedaba grande, esa maldita realidad.

Una vez hablé con una persona de esto. Decía que podía decir te quiero todos los dias cincuenta veces a la persona que le quería, y esa persona a ella también, y siempre sería un soplo de vida. Supongo que yo no puedo. No porque no quiera. Es porque es una realidad que se me queda grande a las palabras.



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Gracias Ismael por enseñarme esta canción. He descubierto que la música en español (específicamente el rock transgresivo, Marea, Extremoduro, etc...) aunque no sea mi estilo, aun tiene un par de cosas que enseñarme.

AMA, AMA, ¡AMA! ¡¡Y ENSANCHA EL ALMA!!

Quisiera que mi voz fuera tan fuerte
que a veces retumbara en las montañas
y escharan las mentes social-adormecidas
las palabras de amor de mi garganta

Abrid los brazos, la mente y repartíos
que solo os enseñaron el odio y la avaricia
y yo quiero que todos como hermanos
repartamos amores, lágrimas y sonrisas

De pequeño me impusieron las costumbres
me educaron para hombre adinerado
pero ahora prefiero ser un indio
que un importante abogado

Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
Hay que volar al sol y al viento
repartiendo el amor que llevas dentro





1 comment:

L3nor3 said...

El oeste es el fin e las cosas