Quien sabe si llegará el día en el que aparezca una persona ante todos nosotros que, por arte de magia, lo arregle todo con un simple gesto. Chasqueando los dedos destronaría a los dictadores. Con un movimiento de su mano eliminaría toda la corrupción. De un soplo cambiaría un sistema económico justo que de estabilidad y abundancia para todos. En un segundo crearía justicia para todos, de tal forma que todos los habitantes del mundo aceptarían un nuevo sistema de gobierno hecho por el pueblo y para el pueblo.
Y así, de la noche a la mañana, por fin la humanidad habría alcanzado el final de las guerras y la corrupción, y comenzaría una era de justicia, paz y tolerancia para todos los habitantes del mundo.
Ese día será increíblemente triste. Ojalá nunca llegué una persona que pueda hacer todo eso con un solo chasquido de los dedos, privándonos del derecho de ser nosotros mismos quienes conquistemos esas metas.
Es muy fácil decir esto desde mi posición privilegiada. Porque para empezar tengo un ordenador donde escribir este pensamiento, en lugar de vivir en un campamento sin saber si mañana tendré comida. Pero creo que eso no lo hace menos cierto.
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