Nunca subestimes la capacidad de la vida para sorprenderte
Llevo mucho tiempo escuchando que las desgracias nunca vienen solas. Pero parece ser que los astros se han alineado para que se invierta el orden. Y ahora las son las dichas las que me han venido en grupo.
Por fin he terminado la carrera. Mi estúpida carrera. No sé lo que será de mi vida después de esto y qué es lo que me ha aportado para el futuro, pero supongo que algo sabré sacarle. Mucho, lo que se dice mucho, no he sido capaz de sacarle durante pero la vida es larga. Habrá tiempo de ir descubriéndolo.
¿Y qué más? Un trabajo. Increíble pero sí. Un trabajo. Y no uno cualquiera. Uno con el que llevo fantaseando mucho tiempo. Estoy de camarero en un bar, un bar de ambientación motera y música rock de fondo todo el tiempo. Vale que la clientela no es motera en abundancia, pero oye, la cerveza es barata y la gente es agradable.
Y nunca lo he sabido muy bien, quizás por puro romanticismo, pero siempre había querido trabajar tras una barra en un sitio de ese estilo. Y de repente todo ha coincidido para que me pueda ganar un poco de dinero echando allí unas horas.
Pero es que no queda ahí la cosa. Hay una con la que sí que no contaba.
Una chica. Una chica con la que no soñaba que pudiese estar. El tiempo que no estoy disfrutando lo dedico a preguntarme cómo he tenido tanta suerte.
Y creo que eso es lo que he tenido. Estará feo decirlo, pero siento que lo que me está pasando es suerte pura y dura. Como se suele decir, la vida me sonríe. Y es que me pongo a repasar y es una suerte tras otra.
Y aún así creo que estoy celebrando muy pronto. No se sabe.
Aún no se han cerrado las actas y de repente el profesor podría decidir que en realidad no estoy aprobado porque no hice el pino puente sin manos durante el examen.
Podrían decidir que hoy no he trabajado bien y que mejor no seguir contando conmigo.
O podría resultar que esta chica y yo no funcionamos y terminar mañana.
Podrían pasar perfectamente.
Porque todo esto no son soluciones que han surgido en mi vida. Esto no es un futuro duramente construido con años de sudor y esfuerzo.
Esto es un momento afortunado de mi vida. Uno de esos aislados que pasan muy de vez en cuando, algunos más tardes que otros, como diciéndote "adelante, esta vez te toca a ti".
Y la razón por la que estoy celebrando demasiado pronto es porque como sé que se puede acabar en cualquier momento, quiero dejar constancia de que dure el tiempo que dure fui consciente de la suerte que estoy teniendo en estos momentos.
Y la agradezco. La agradezco profundamente.