Lo malo de tener un blog es releer algunas de las cosas que escribiste tiempo atrás (meses o años) y darte cuenta de lo ridículo que es o lo estúpido que es que pensases eso.
Lo bueno de tener un blog es releer esas mismas cosas y darte cuenta que no eran ridículas ni estúpidas. Sencillamente es que tuvieron sentido en aquel momento. Y la mejor parte es cuando recuerdas por qué. Y cuál era ese sentido.
Ríe cuando puedas. Llora cuando lo necesites.
Y como te dicen cuando cumples 12 años, olvidas con 19 y recuerdas con 23, sé tú mismo. Es duro. Pero es lo mejor. Y si lo olvido mañana aquí queda escrito. Para que algún día vuelva a tener sentido.
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