Vuelta a los orígenes. Vuelta a los recuerdos. Vuelta al tiempo pasado.
Vuelta a ser un niño, aquel niño que escuchaba como se encendía el ordenador como un lujo que rara vez podía permitirse para jugar a esos emocionantes juegos.
A ese tiempo que nunca existió, donde sigo eternamente vivo. Lleno de recuerdos y momentos confusos, parecidos a la noche. Quizás nunca estuvieron ahí. Solo en mis recuerdos.
Vuelta a ver esas series de mi infancia. Esas series de mi adolescencia. Los primeros animes. Lain, Escaflowne, Slayers... y por qué no: Bob, embotellado genio es.
Vuelta al descubrimiento de la música. A esa primera vez que una canción despertó algo en una parte que nisiquiera sabía que existía.
Vuelta a aquellos momentos. Sí, aquellos momentos que ya nadie recuerda.
Recuerdos de aquellos momentos que en sus inocentes risas me gritan. Me gritan que están ahí.
Ese momento que no soy capaz de captar.
Esa película que me dio miedo y no sabía por qué. Ese vídeo que nunca terminé de entender.
Ese libro que tanto me llenó.
Esa pipa que tanto fumé.
Esas historias que me hicieron llorar.
Vuelta a esos sueños que lo superaban todo. Y sus pesadillas.
A la más absoluta y definitiva falta de necesidad o motivos para que hacer que las cosas fuesen lo que fuesen.
Vuelta a la inocencia.
Porque creo que a veces hay cosas que no mueren. Solo duermen.
O mueren en su mayoría.
Thursday, September 25, 2008
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